Nunca consideramos...

...a los pequeños, ¿quién quiere saber de cosas como esas?

Nos ponemos nuestras ropas, ¿quién puede ver a los niños que trabajan en las máquinas de las fábricas textiles? Si esas máquinas no hacen lo necesario, un poco de cable, un poco de pelo, un poco de piel, unos pequeños dedos cansados.

Nosotros sólo encendemos la calefacción, ¿por qué pensar en los chicos en las minas? Apretados unos con otros, que tantas horas pasan agachados, sacando carbón, sus espaldas dobladas. Ya son viejos a los nueve años. Los pulmones negros a los doce. El frío es pesado y duro. Sus manos, suaves y frágiles, rotas. Sus pies rotos. Sus cabezas rotas.

Camina un poco y los verás.

Muchachos y muchachas, vendiéndose a sí mismos. A hombres y mujeres. Una moneda compra una virgen. Algunos los tienen en jaulas. Bebés, comprados por hombres para ser criados como entretenimiento. Animales para abusar de ellos. Carne joven para modelar, para probar y morder.

Sin tan sólo uno lleva al pecado a aquellos que quieren creer en mí será mejor para él tener una piedra alrededor de su cuello y ahogarse en las profundidades del mar.

¡Ellos deben abrir sus ojos!

¡Ellos deben abrir su boca y ahogarse!

Antes del principio...

...después de la Gran Guerra entre el Cielo y el Infierno, Dios creó la Tierra y dió dominio sobre ella al habilidoso mono al que llamó Hombre. Y en cada generación nació una criatura de luz y una criatura de oscuridad. Y grandes ejércitos se enfrentaron de noche en la antigua guerra entre el Bien y el Mal. La magia existía entonces, nobleza y crueldad inimaginable. Y así fue hasta el día en que un falso Sol explotó sobre Trinidad y el Hombre cambió para siempre la maravilla por la razón."

Carnivale