29 mayo 2007

Muerte

Tercero de 3 relatos de Steve Jobs, dedicado para los que estén dudando qué hacer con su vida (y para los que están seguros también).

"Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: 'Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón'. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, me he mirado en el espejo cada mañana y me he preguntado: '¿Si hoy fuese el último día de mi vida, querría hacer lo que voy a hacer hoy?' Y si la respuesta era 'No' durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.
Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida. Porque casi todo – las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso – simplemente desaparecen frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón.
Hace casi un año me diagnosticaron cáncer. Me hicieron un chequeo a las 7:30 de la mañana, y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Ni siquiera sabía qué era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable, y que mi esperanza de vida sería de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó ir a casa y dejar zanjados mis asuntos, forma médica de decir: prepárate para morir.
Significa intentar decirle a tus hijos en unos pocos meses lo que ibas a decirles en diez años. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que todo sea lo más fácil posible para tu familia. Significa empezar a decir adiós.
Viví todo el día con ese diagnóstico. Luego, por la tarde, me hicieron una biopsia, metiendome un endoscopio por la garganta, a través del estómago y los intestinos, pincharon el páncreas con una aguja para obtener algunas células del tumor. Estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vió las células bajo el microscopio el médico empezó a llorar porque resultó ser una forma muy rara de cáncer pancréatico que se puede curar con cirugía. Me operaron y ahora estoy bien.
Esto es lo más cerca que he estado de la muerte y espero que sea lo más cerca que esté de ella por algunas décadas más. Habiendo pasado esto, ahora os puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil, pero puramente intelectual: Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así debe ser, porque la Muerte es el mejor invento de la Vida. Es el agente de cambio de la Vida. Retira lo viejo para dar paso a lo nuevo. Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, gradualmente, os iréis convirtiendo en lo viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bastante cierto.
Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro. No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según la influencia del pensamiento de otros. No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra voz interior. Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestros corazones e intución. De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario.
Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog, que era una de las biblias de mi generación. La creó un tipo llamado Steward Brand, no demasiado lejos de aquí, en Menlo Park, y le transmitió su toque poético. Esto sucedía en los últimos años de los 60, antes de los ordenadores personales, así que se hacía con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era una especie de Google con tapas de cartulina, 35 años antes de la aparición de Google: era idealista, y rebosaba herramientas claras y grandes conceptos. Stewart y su equipo publicaron varios números de The Whole Earth Catalog, y luego cuando llegó el momento, publicaron un último número.
Fué a mediados los 70, y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera secundaria a primera hora de la mañana, el tipo de carretera en la que podrías encontrarte haciendo autostop si sois aventureros. Bajo ella estaban las palabras: 'Sigue hambriento. Sigue alocado'. Era su mensaje de despedida.

Sigue hambriento. Sigue alocado. Siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os toca empezar de cero, es lo que deseo para vosotros.

Seguid hambrientos. Seguid alocados."

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