Terror en la carretera
Era de madrugada y fuera hacía un calor sofocante. Cuando desperté habíamos abandonado la autopista y avanzabamos lentamente por una carretera secundaria con las luces apagadas. Miré hacia el asiento de al lado y descubrí con asombro que nadie iba conduciendo el coche. De repente, comenzé a escuchar voces que me susurraban algo que no entendía, se oían jadeos y quejidos, mis compañeros habían desaparecido y sólo estaba yo en el coche. Miré hacia delante y me di cuenta de que venía una curva, horrorizado me aferré con todas mis fuerzas al asiento, cerré los ojos y empezé a rogar por mi salvación. En el último momento, una tenebrosa mano apareció por la ventana del conductor y empezó a girar el volante lentamente. Los quejidos y jadeos aumentaban por momentos, presa del miedo, no pude más que acurrucarme en mi asiento, inmóvil e incapaz de comprender qué estaba sucediendo. En ese instante las voces jadeantes comenzaron a repetir una y otra vez: "Te vemos, no te escondas...¿por qué te escondes?". Casi sin aliento, tras varios segundos, conseguí articular palabra y les grité entre sollozos: "¡Por favor, no me hagais nada! ¡Por favor no!" A lo que una voz ronca, fuerte y clara respondió: "¿Que no te hagamos nada, hijo puta? Como no salgas del coche y empujes como los demás, te vamos a inflar a HOSTIAS!!!"
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