El gato de Schrödinger
Imagina una caja que contiene un gato, una partícula radiactiva y un frasco de veneno en su interior. La partícula radiactiva tiene un 50% de posibilidades de desintegrarse en un plazo de una hora y, si lo hace, el veneno se liberará y el gato morirá. La suerte del gato depende de la suerte de la partícula.
Si al cabo de una hora abres la caja puedes encontrar al gato vivo o muerto pero, según las leyes de la mecánica cuántica, mientras nadie mire dentro de la caja, el gato se encuentra al mismo tiempo en dos estados indistiguibles: vivo y muerto.
Hasta que nadie lo mide, un objeto cuántico no tiene ningún atributo o propiedad intrínseca. Ésta es la llamada "interpretación de Copenhague".
Vivimos en un mundo fantasma donde nada está definido hasta que se mide, el sólo hecho de vivir hace que modifiques la realidad, tu interpretación del mundo depende de los ojos con los que lo mires y nada es bueno ni malo si tu pensamiento no lo hace así.
Si al cabo de una hora abres la caja puedes encontrar al gato vivo o muerto pero, según las leyes de la mecánica cuántica, mientras nadie mire dentro de la caja, el gato se encuentra al mismo tiempo en dos estados indistiguibles: vivo y muerto.
Hasta que nadie lo mide, un objeto cuántico no tiene ningún atributo o propiedad intrínseca. Ésta es la llamada "interpretación de Copenhague".
Vivimos en un mundo fantasma donde nada está definido hasta que se mide, el sólo hecho de vivir hace que modifiques la realidad, tu interpretación del mundo depende de los ojos con los que lo mires y nada es bueno ni malo si tu pensamiento no lo hace así.
Etiquetas: experimento, gato, Schrödinger, textos
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