27 agosto 2008

Hay que ser artista...

... y loco, un ser infinitamente melancólico, con una burbuja de ardiente veneno en las entrañas y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida en su sutil espinazo, para reconocer de inmediato, por signos inefables - el diseño ligeramente felino de un pómulo, la delicadeza de un miembro aterciopelado y otros indicios que la desesperación, la vergüenza y las lágrimas de ternura me prohiben enumerar - al pequeño demonio mortífero; pero allí está, sin que nadie, ni siquiera ella, sea consciente de su fantástico poder."