15 septiembre 2009

Cambio climático

Ni en las horas más oscuras podríamos haber imaginado que llegaríamos a sentir tanto frío. Quisimos confiar en algo que ni esperábamos, ni comprendemos, ni hemos visto - algunos lo llaman Fe - mientras golpea nuestras mentes con cada porción de aire respirado: ¿cómo pudimos estar tan ciegos?
No podemos excusarnos en el miedo o en el dolor, sino conseguimos limitar nuestros demonios, en algún momento, de algún modo, encontrarán la forma de volver a dominarnos. Y, ahora, sin calor y con las energías ya agotadas, si en todo este tiempo no hemos aprendido, ¿qué futuro nos espera?