Hasta que...
...la volví a ver no supe cuánto la había echado de menos. Aunque algo en mi interior me apremiaba, quise tocarla lentamente. Mis dedos, muy suavemente, se deslizaron de memoria: cada vibración, controlada; el ritmo, perfecto; cada yema, en el sitio exacto. Nunca me había sonado tan bien esa canción.
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home